Insuficiencia renal crónica
¿Qué es la insuficiencia renal
crónica?
deterioro progresivo, durante más de 3 meses, del
filtrado glomerular, osea, de la capacidad de filtrado de la sangre por parte
del riñón.
Como consecuencia de este
filtrado insuficiente, se produce una acumulación de sustancias nitrogenadas en
la sangre, especialmente urea y sus derivados, y una elevación de la creatinina
plasmática, que es lo que se detecta en los análisis de sangre. Esta situación
desemboca en lo que se conoce como uremia o
síndrome urémico.
Las características del síndrome de insuficiencia
renal crónica son:
·
Una
función renal reducida, debido a la disminución en el número de nefronas
(unidad funcional básica del riñón).
·
Un
deterioro funcional del riñón.
·
Una
situación funcional estable durante semanas o meses, pero que presenta un
empeoramiento progresivo.
Si la disfunción renal se mantiene, tanto si esto
es debido a un fallo de la irrigación del riñón, como a una lesión de los
tejidos que lo forman, se puede desarrollar una insuficiencia renal crónica. Es
importante saber que la progresión de la insuficiencia renal provoca la muerte
del paciente si no se suple la función renal, ya que no se eliminarían las
sustancias toxicas que normalmente desecha el riñón.
Causas
de la insuficiencia renal crónica
En algunos casos se desconoce cuál es el mecanismo
que ha dado origen a la insuficiencia renal, pero los factores que intervienen
más frecuentemente en su aparición son:
·
Diabetes. Esta enfermedad puede provocar una alteración en
los riñones que constituye la principal causa de fallo renal crónico.
·
Hipertensión arterial y alteraciones vasculares.
·
Dislipemias
(altos niveles de colesterol o triglicéridos en la
sangre).
·
Glomerulonefritis:
desestructuración de una parte de la nefrona.
·
Enfermedades
hereditarias que afecten al riñón como el síndrome de Alport o la poliquistosis
renal.
Síntomas de la insuficiencia renal crónica
A diario los riñones filtran unos 180 litros
de sangre, y esta capacidad tiende a conservarse cuando se reduce el filtrado
glomerular, aunque la progresión de la enfermedad produce un deterioro en la
capacidad de las funciones renales.
Como consecuencia de la afectación progresiva
del tejido renal, el número de nefronas disminuye, por lo que las que quedan
(residuales) se ven sometidas a una sobrecarga en sus funciones y aumentan de
tamaño para compensarlo. Este mecanismo se denomina hipertrofia renal compensadora, y gracias a
eso se mantiene el balance de líquidos en el organismo, pero llega un momento
en el que esas variaciones no son suficientes, y se producen las
manifestaciones clínicas. Al disminuir el número de nefronas, la capacidad de
filtrado de la sangre también disminuye y se presenta poliuria (producción y
expulsión de gran cantidad de orina) y una acumulación de sustancias
nitrogenadas en la sangre.
Los síntomas que acompañan a la insuficiencia
renal crónica dependen de la velocidad de instauración y de la fase en que se
encuentre la enfermedad. Cuando el filtrado glomerular se ha reducido a la
mitad o menos de lo normal el paciente se mantiene sin síntomas. Pero cuando el
filtrado se encuentra entre un 25% y un 35% de lo normal, aparecen las manifestaciones
iniciales, porque se empiezan a acumular urea y creatinina en la sangre.
El
diagnóstico en las fases iniciales suele ser casual, debido a una determinación
rutinaria de urea o creatinina, o al estudiar otra enfermedad, que suele ser la
diabetes, lupus, diabetes,hipertensión, arteriosclerosis… (ya que frecuentemente se asocia la
insuficiencia renal crónica a estas enfermedades).
A continuación se detallan los síntomas más
frecuentes de la insuficiencia renal crónica, clasificados según los órganos
que se ven afectados:
Aparato digestivo
·
Anorexia.
·
Vómitos matutinos.
·
Aliento urémico, característico por tener olor a pescado
o amoniaco, debido a la acumulación de sustancias que deberían ser excretadas por
la orina.
·
Diarreas.
·
Hemorragia digestiva y úlceras.
·
Obstrucciones.
Aparato cardiovascular
·
Hipertensión arterial (complicación más frecuente).
·
Aterosclerosis generalizada, (el infarto agudo de
miocardio es la causa más frecuente de muerte en estos enfermos).
·
Insuficiencia cardiaca, debida a la retención de
líquidos.
Sistema nervioso
·
Polineuropatía urémica: dolor agudo principalmente en los
pies, que con el tiempo evoluciona a debilidad y atrofia muscular.
·
Encefalopatía urémica: somnolencia, confusión y, a veces,
convulsiones, coma y muerte.
·
Demencia dialítica por acumulación de aluminio:
alteración del estado mental y la memoria, que puede llevar a la muerte si no
se corrige.
·
Síndrome de desequilibrio: cuando hay diálisis rápidas o
con líquido de diálisis inadecuado. Puede ocasionar la muerte y debe repetirse
la sesión de diálisis de forma adecuada.
Piel
·
Picor.
·
Coloración amarillenta, por la acumulación de unas
sustancias llamadas urocromos.
·
Alteración en la curación de las heridas.
·
Escarcha urémica: restos de polvo blanco tras sudar,
debido a la elevada concentración de urea en el sudor.
Sistema endocrino (alteraciones hormonales)
·
Ausencia de menstruación.
·
Impotencia.
·
Disminución de la libido.
Sangre periférica
·
Anemia.
·
Infecciones.
·
Hemorragias.
Trastornos metabólicos
·
Hiperglucemia por intolerancia a la glucosa.
·
Aumento de los triglicéridos.
·
Descenso de las HDL (“colesterol bueno”).
Trastornos pulmonares
·
Edema pulmonar, con alteración de la función respiratoria.
·
Pleuritis: complicación terminal, que consiste en
inflamación de la pleura, que es la capa que recubre los pulmones.
El tratamiento de estas dos alteraciones es
la diálisis.
Trastornos reumatológicos
·
Debilidad muscular.
·
Artritis.
Trastornos del agua y la sal
En
fases iniciales puede haber pérdidas de sodio y agua, al haber problemas para
concentrar la orina. Sin embargo, en fases avanzadas puede ocurrir lo
contrario, es decir, retención y aumento de sodio y agua
Alteraciones en los iones corporales
·
Aumento del potasio.
·
La osteomalacia y la osteítis fibrosa quística provocan
una tendencia a las fracturas espontáneas, resultando las costillas los huesos
más afectados.
Diagnóstico de la insuficiencia renal crónica
Se
basa en las manifestaciones clínicas que presenta el paciente, así como en las
alteraciones que se pueden apreciar en los análisis de sangre, que consisten en
un aumento de la urea por encima de 40 mg/dl, un aumento de la creatinina por
encima de 1,2 mg/dl, una disminución de los niveles de hemoglobina,
hematocrito, sodio y calcio, y un incremento de fósforo, potasio y magnesio, así como de la hormona paratiroidea (PTH).
En una
prueba de imagen (ecografía), se
aprecia que el riñón ha disminuido de tamaño y presenta una alteración en su
estructura habitual.
Tratamiento de la insuficiencia renal crónica
La insuficiencia renal crónica no tiene
curación en la actualidad y, en general, la enfermedad avanza aunque se mantengan bajo control los
factores mencionados.
Por lo tanto, se orientará a:
· Intentar neutralizar el daño existente en el momento
del diagnóstico.
· Evitar los factores asociados a la insuficiencia renal,
que puedan provocar y potenciar las lesiones renales anteriormente citadas.
· Evitar los
factores que provocan esclerosis glomerular, como el exceso de proteínas y la
hiperglucemia y, de esta manera, retrasar la evolución de la enfermedad.
· Ir tratando los síntomas y afecciones que aparezcan a
medida que progresa la insuficiencia renal.
Hemodiálisis
Es una técnica de depuración extracorpórea
que consiste en poner en contacto, a través de una membrana semipermeable, la
sangre con un líquido que contribuye a que se depure y se desprenda del agua
excedente y de los solutos urémicos (toxinas que se acumulan como consecuencia
de la disminución del filtrado glomerular).
Suele practicarse tres veces por semana
durante 3-5 horas por sesión, dependiendo del paciente y su situación
individual.
Requiere la preparación de un acceso vascular,
o sea, es necesaria una pequeña intervención quirúrgica generalmente en el
antebrazo.
Diálisis
peritoneal
El peritoneo (membrana que tapiza las paredes
de las cavidades abdominal y pelviana y cubre las vísceras) actúa en este caso
como membrana semipermeable.
Es una forma sencilla (aunque a primera vista
pueda parecer complicado de entender que la depuración pueda hacerse “en
nuestra propia tripa”) de practicar diálisis en el propio domicilio del
paciente, lo que permite adaptar el tratamiento a su estilo de vida y
actividades diarias.
Se usa principalmente en pacientes con
alteraciones cardiacas, niños, diabéticos, ancianos o pacientes con
contraindicación para la hemodiálisis; sin embargo, este método no puede
emplearse en personas que tengan el peritoneo dañado (a causa de una
peritonitis o adherencias).
Prevención de la insuficiencia renal crónica
Medicación adecuada y unos hábitos de vida sanos (dieta
equilibrada y sin sal, ejercicio físico regular y abstención de fumar) es
fundamental, tanto para prevenir el desarrollo de patologías renales, como para
evitar la progresión del daño renal cuando ya se ha instaurado la enfermedad.
Los
diabéticos también
deben vigilar sus niveles de azúcar en sangre y su presión arterial, porque la
diabetes es la principal causa de fallo renal crónico.
Las
personas que padezcan hipertensión
arterial o
diabetes, o cualquier enfermedad sistémica que pueda perjudicar a los riñones,
deben seguir controles médicos periódicos de estas patologías y, además, evaluar
regularmente su función renal.
No se deben emplear medicamentos sin
consultar previamente con el médico, porque podrían dañar al riñón.
No consumir mucho alcohol.
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